Una mujer madura de la que solo se puede ver su boca, nariz y cuello, lee una carta en voz alta ante la cámara. Tristeza, frustración y cierto coraje se observan en sus gestos. Las palabras recitadas provienen de una carta que le escribió desde el enojo a su ex marido, la cual no pudo entregar en vida. Ahora en este ejercicio, tiene el espacio para ponerle voz, pero también para conservar su intimidad. El video está editado de manera que, cada vez que la protagonista va a emitir una palabra, ese fragmento se corta. Al final queda un entrelazado de gestos y balbuceos previos a la dicción. La lectura de carta no entregada es un acto cargado de intención y privacidad.